La venta es una de las actividades más pretendidas por empresas,
organizaciones o personas que ofrecen algo (productos, servicios u otros) en su
mercado meta, debido a que su éxito depende directamente de la cantidad de veces
que realicen ésta actividad, de lo bien que lo hagan y de cuán rentable les
resulte hacerlo.
Aquí se muestran “los 7 pasos de la venta” que se explican, de
diferentes formas, en la literatura empresarial.
1. Acercarse: Un vendedor impulsivo corre hacia el cliente y le pregunta
“¿Desea comprar algo?” ante lo cual una respuesta muy posible del cliente es:
“No, gracias” y acabó la conversación. Un vendedor más experimentado se acercará al cliente y antes de
decir cualquier cosa, observará atentamente al cliente, e intentará descubrir
el momento oportuno para abordarlo. Seguramente entrará preguntando algo como
“¿Le gustaría saber algo más del producto?” ante lo cual el cliente se verá
obligado a pensar por un minuto y muy probablemente opte por hacer alguna
pregunta interesante sobre l producto.
2. Identificar necesidades: Si el vendedor logra entablar alguna pequeña conversación, sus
preguntas deberán procurar informarse sobre qué es lo que el cliente está
buscando y principalmente POR QUÉ y PARA QUÉ lo está buscando. Antes de mostrar
algún producto y describir sus características, el vendedor debería saber
realmente qué necesita el cliente. Así ganará tiempo y aumentará sus
posibilidades de vender.
3. Mostrar el producto: Cuando se sabe qué necesidades tiene el cliente, es mucho más
sencillo destacar las características que son más relevantes para SU necesidad,
en vez de empezar a enumerar toda la infinidad de características que el
producto pueda tener. Algo muy importante es que al mostrar el producto se
destaque el BENEFICIO que el producto puede dar al cliente, más que sus
características técnicas o nutricionales.
4. Superar objeciones y preguntas: Un cliente necesita un zapato, tú vendes zapatos… aún así, el
cliente no compra. ¿Por qué pasa esto? La forma de encontrar la respuesta es:
descubriendo y “superando” las objeciones del cliente. Preguntar por ejemplo:
“¿Le gustaría ver otros colores?” o tal vez “¿Hay algún modelo que le guste en
particular?” Tal vez tiene dudas sobre la calidad y la garantía del producto,
por lo cual bastaría decirle que “Si no queda satisfecho con el producto, puede
exigir un reembolso durante los próximos 30 días”.
5. Cerrar la venta: “Perfecto, lo compro” son palabras mágicas para cualquier
vendedor. Invitar al cliente a que pase a la caja, ofrecer envolver el producto
para regalo y definir la forma de pago deberían ser pasos fluidos en cualquier
venta, pero no siempre lo son. Hasta que la venta no está “firmada” no se puede
cantar victoria.
6. Venta sugerida: En muchos casos, un cliente que ya ha comprado un producto
estará dispuesto a adquirir otros productos relacionados, durante la misma
compra. En un restaurante, seguramente quien acabó su almuerzo pedirá un
postre. Quien compró zapatos querrá comprar también un cinturón que haga juego
con los zapatos. Será responsabilidad del vendedor sugerirle o “recordarle”
estos productos al cliente, si quiere vender más.
7. Mantener una relación: Un
cliente satisfecho es un cliente que vuelve. En todas las tiendas “boutiques” o
de productos de lujo, el vendedor recuerda exactamente a cada cliente, lo cual
le facilita su próxima venta. En las grande tiendas y supermercados, se ofrece
a los clientes una tarjeta de cliente para mantener una relación y un
seguimiento de cada uno de sus clientes. Sólo las pequeñas y medianas empresas
la relación con el cliente parece estar un poco rezagada. Conocer a cada uno de
los clientes es difícil, pero no imposible.
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